Esperábamos ese vestido con impaciencia, cuando se aproximaron a las 12 h. de la mañana y la novia apareció. la diseñadora como ya augurábamos Sarah Burton en memoria de Alexander McQueen. El vestido era discreto pero de princesa, impecable aunado tradición y modernidad.
Me ha encantado un artículo publicado en El mundo y firmado por Lorenzo Caprile, lo llama «Muchas gracias Kate», habla de que en los últimos años las tendencias de la moda en novias había cambiado, y un traje de novia en muchas ocasiones era un disfraz de sirena, con escotes imposibles, diosas griegas. Sarah Burton con el vestido de Kate ha barrido todo eso de un plumazo dejando claro que un traje de novia es un traje de novia. El diseño de Sarah Burton cumplía los requisitos que exige la más bella de las tradiciones, corpiño esculpido, falda con volumen magestuoso, repujados de encaje sobre tul,cola de tres metros y velo rematado con un delicado motivo floral. En cuanto a las joyas lució pendientes regalo de sus padres y la tiara Cartier de 1936, regalo del entonces Duque de York a su esposa Isabel antes de convertirse en el rey Jorge VI (el tartamudo que vimos en la película) por culpa de Wallis Simpson, en la que se ha inspirado el traje de la deslumbrante dama de honor su hermana Filippa, traje también firmado por Sarah Burton.
Respecto al peinado he escuchado quien dice que hubiera estado mejor recogido , yo he leído en algún periódico que la novia le dijo a su peluquero que quería que Willian la reconociera, no quería estar muy distinta a lo que está habitualmente, ese es el verdadero estilo nupcial, ¿No os parece?