Entré en la exposición de Cartier en el museo Thyssen y me perdí en una galaxia de brillo, ostentación, lujo y sobre todo historias. Historias que contarían esas preciosas joyas si sus gemas hablaran igual que nos susurran su resplandor. Tiaras que adornaron reinas , princesas y aquellas que por capricho y por genio y figura pudieron lucirlas.
Impresionantes las joyas de María Félix, la Doña. Un collar de cocodrilos con más de 1000 diamantes y esmeraldas réplica de dos cachorros de dicho reptil. «Hacedme pronto ese collar, que estos bichos crecen». Un collar de una serpiente escarchado de diamantes nevados , que abrazó el cuello de esa diva, por la que los hombres perdían la cabeza. Ella fue la «María Bonita» de la canción de uno de sus maridos el Músico Agustín Lara. Esa canción en mi opinión fue otra joya que adornó su leyenda, igual que los diamantes y esmeraldas que ví.
Otra de las fabulosos joyas es este collar de Elisabeth Taylor de diamantes y rubíes , regalo de Mike Todd. Cúantas cosas nos podría contar.
Las joyas de Cartier que fueron propiedad de Wallis Simpson me encantaron como este broche con una pantera o el collar que tenéis en la primera foto. Son elegantes y magníficas.
Qué más contar, las joyas que usó Grace Kelly, como su anillo de boda. Y a destacar un bolsito negro que perteneció a Jackie Kennedy con el cierre de brillantes.
En fin que merece la pena visitar la exposición de Cartier, está en Madrid hasta febrero. Al salir de allí el aire de Madrid te hacía volver a la realidad, y de repente un destello, el brillo de los ojos de mi hija cuando intuyó lo que se iba a zampar en Hard rock café, más real y terrenal, nos alejamos del Olimpo…